¿He perdido mi vida social?

07.03.2018

Yo soy una de las personas más sociales que conozco, os lo prometo. Me enanta salir, hablar con gente distinta, conocer personas nuevas, entender pensamientos distintos y , cómo no, tomarme una caña por ahí con mis amigos de siempre.

Jamás voy a renunciar a eso, porque es parte de mi felicidad, porque es parte de mi. No obstante, he tenido que ser suficientemente fuerte como para adaptar tanto mi vida social a mis nuevos hábitos como mis nuevos hábitos a mi vida social. Y de verdad, ¡Que no es necesario renunciar a ninguna de las dos cosas!

Socialmente, y muy especialmente en España, estamos acostumbrados a ver a los nuestros en un plano social relacionado necesariamente con bares y restaurates. Quedamos para cenar, bebernos unos vinos, irnos de copas, tomar el aperitivo o para probar el nuevo restaurante que han abierto en tu ciudad. Esto es así, y es algo que es
necesario asumir. Además, en nuestra vida laboral, muchas veces, tenemos comidas o cenas de compromiso, que no podemos evitar.

Sin embargo, con un buena organización semanal, y teniendo claras nuestras prioridades es posible compatibilizar ambas cosas. En mi caso personal, sigo unos puntos clave:

1. Organización: Si sé que una semana tenía una comida en un restaurante que tengo muchas ganas de probar, reservo mi "cheat meal" de la semana para ese momento. ¿Qué es el cheat meal? Es una comida libre, una vez a la semana, en la cual comemos cosas que se salen de nuestro plan habitual de alimentación. Esta idea, tiene muchos beneficios tanto
psicológicos como físicos: acelera el metabolismo, aumenta los niveles de leptina y recarga los depósitos de glucógeno. ¡Es una manera de engañar al cuerpo y mente!

2. Compensación: En caso de tener varios compromisos sociales juntos, procuro compensar con un extra de ejercicio físico que compense los "tropezones" en alimentación.

3. No comer por los ojos: Pienso qué me apetece comer, y evalúo si la cantidad es correcta o estoy dejándome llevar por la suculenta carta del restaurante

4. Hacer buenas elecciones: Hay muchos platos que nos gustan y nos apetecen, pero no todos son igual de sanos. Pudiendo elegir, ¿por qué no encontrar el equilibrio entre ambos?

5. No dejarme influenciar por opiniones: Al principio especialmente, se escuchan muchos comentarios, la gente que hemos hecho un fuerte cambio de hábitos especialmende nte, sobre lo "raros" que estamos. ¡No dejeis que os afecte! Explicadle la importancia de la salud y el motivo de vuestros cambios. ¿Por qué está mejor visto desayunar un tazón de galletas con colacao, que un yogur con macedonia? ¡Cambiemos nuestra mente y la de la gente que nos rodea!

6. Nunca rechazar un plan por miedo a tropezarme: Este consejo es el más dispar, pero es totalmente verdad. Nunca he dejado de ir a ningún sitio por el riesgo de comer de más, porque no compatibilizaba con mi horario de gimnasio... ¡Organízate y saca tiempo de otros sitios, hay tiempo para todo! Yo sé, por mi experiencia personal, que es mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero la motivación nos va a ayudar a lograr el equilibrio.

Y recuerda, tu vida no tiene que cambiar, tan solo tus hábitos. Ten claras tus prioridades, recuerda tu objetivo a corto plazo y tu meta a largo plazo. ¡Mantén tu fuerza de voluntad, sé constante y permitete pequeños tropezones! ¡Los resultandos van llegando, ten paciencia!



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