Artrosis: Fisiopatología

16.02.2018

Fisiopatología 

Para comprender lo que ocurre en la artrosis, conviene observar cómo es una articulación, en este caso la de la rodilla (Figura 1). La enfermedad se inicia en el cartílago articular. Se trata de un tejido firme y elástico que recubre el extremo de los dos huesos que forman una articulación. Sus propiedades físicas le permiten facilitar el deslizamiento entre las superficies óseas. 

Fig. 1. Articulación de la rodilla. (EcuRed) 

El cartílago se apoya y se une a una capa del hueso, la más superficial, que se llama "hueso subcondral". Está situado justo debajo del cartílago y junto con la membrana sinovial y el líquido articular participan de forma muy activa en todo el proceso degenerativo. (Figura 2). 

Fig. 2. Hueso subcondral. (arthrolink.com)

Los doctores Paulino y Guerra (2004) nos explican el proceso de degeneración de la artrosis (Figura 3).

Fig. 3. Proceso de la artrosis. (Medicina de rehabilitación)

Por diferentes causas, el cartílago sufre una agresión y se vence su resistencia, lo cual provoca que su estructura se ablande, pierda elasticidad y se formen grietas y erosiones en su superficie. En ocasiones la agresión es tan fuerte que puede causar, incluso su desaparición.

En la segunda etapa del proceso, el hueso subcondral al que está unido el cartílago, también es atacado y reacciona tratando de defenderse y ayudar a su compañero. Se hace más denso y crece por los lados, dando lugar a formaciones óseas, que se llaman osteofitos.

La membrana sinovial que se encuentra en la articulación, aumenta su volumen y es capaz de producir mayor cantidad de líquido sinovial.

Por último, los condrocitos también tienen una función esencial en el cartílago. Estas células se encargan de mantener en equilibrio el proceso de degradación y reparación del cartílago articular. El problema es que cuando comienza el desarrollo de la artrosis en la articulación aumentan los factores que contribuyen a la destrucción del cartílago, mientras que disminuyen aquellos que facilitan su reconstrucción. Los condrocitos bajan en número de manera considerable y pierden esa eficacia que les caracteriza. Ya no pueden controlar ni mantener ambos procesos en compensación y la articulación empieza a ser seriamente dañada. 

Según Paredes (2013), la artrosis se basa en cambios de la composición y/o propiedades en la matriz extracelular del cartílago articular, sustancia en la cual se desarrollan las siguientes células:

  • Proteoglucanos (PG), son células que actúan como amortiguadores de las articulaciones.
  • Colágeno, es otro componente que da resistencia a la distensión de tejidos y partes ligamentosas de una articulación.

Los cambios articulares están asociados a su vez, al aumento de algunas células mensajeras como la Interleucina-1 (IL1), producida en grandes cantidades como respuesta a infecciones o cualquier tipo de lesión o estrés. 

Pero, así como son producidas las IL1 para causar destrucción a nivel articular, también son producidas algunas células mediadoras, que van a mediar en la degeneración del cartílago hialino (tejido conjuntivo duro que se encuentra en la superficie articular de los huesos) siendo los más importantes el Factor I del crecimiento (IGF-1) y el Factor 3 del crecimiento transformador (TGF-3). Éstos estimulan al mismo tiempo la formación de nuevos PG, regulando así el metabolismo celular del cartílago articular, pudiendo detener así el cuadro evolutivo de la enfermedad. 

Los condrocitos se encuentran incluidos en todo este proceso de formación de la artrosis que, en el intento de equilibrar la síntesis y pérdida celular, sufren dos fenómenos a mencionar:

  • Proliferan de forma rápida en la formación en una artrosis prematura, ocasionando cambios en la matriz extracelular y en la producción elevada de colágeno y PG. En esta etapa son destruidos por necrosis, causa por la cual se provoca la inflamación y daño del hueso subcondral.
  • En una artrosis de evolución crónica, los condrocitos sufren apoptosis (muerte celular programada) por envejecimiento u otros factores de carácter genético o bioquímico.

Consecuencias

Si hay un síntoma que caracterice el proceso de la artrosis es el dolor. Es cierto que el dolor es una experiencia subjetiva y cada persona lo experimenta de forma individualizada, pero el médico siempre debe valorarlo desde la percepción del enfermo. 

En realidad, las causas que justifican las molestias pueden ser múltiples y aparecer de forma aislada o combinada. En la raíz de las molestias está el incremento de la presión en el interior del hueso, la compresión de los nervios que lo rodean y la inflamación de diferentes estructuras, como los ligamentos o la membrana sinovial. 

Otra de las características que presenta esta enfermedad es la pérdida de movilidad de las articulaciones afectadas. En este punto, vuelve a ser fundamental la opinión del enfermo. Él es quien mejor puede valorar esa pérdida de movilidad o funcionalidad.

Uno de los métodos más utilizados en la actualidad para valorar el dolor y la funcionalidad en un enfermo con artrosis es el "Índice de Gravedad de Artrosis" desarrollado por el profesor Lequesne. El propio enfermo puede aplicárselo marcando con un círculo la respuesta que mejor describa su situación actual (Figura 4). 

Fig. 4. Indice de Lequesne. (Medicina física y rehabilitación)

En función de la puntuación alcanzada se establecen unos niveles de gravedad. Si el resultado es de 14 puntos o más, la situación es extremadamente grave; entre 11 y 13 puntos, muy grave; entre 8 y 10 puntos grave; entre 5 y 7 moderada; entre 1 y 4 leve. (Paulino y Guerra, 2004).

FIT-HEALTH TIP

Para acabar con este artículo, desde el equipo FIT-HEATLH damos nuestro pequeño consejo sobre el tema.

Aprovechando el último punto de consecuencias de padecer artrosis, en relación con la pérdida de movilidad, sensación de inseguridad, inestabilidad y pérdida de autonomía, tengo que mencionar las caídas de personas mayores.

Seguramente tu abuelo o abuela ha sufrido algún tipo de caída en un momento u otro, o conoces a alguien que lo ha sufrido. Es algo que por mucho que lo pienses parece inevitable, ya que, nadie quiere sentirse dependiente y el hecho de no poder valerte por ti mismo es algo que no concebimos hasta que no estamos totalmente inválidos.

Ciertamente las caídas se podrían evitar gracias a una concienciación acerca de la enfermedad, si padecemos alguna como la artrosis, o un fortalecimiento muscular, si nuestro cuerpo nos lo permite. Es importante conocer nuestros límites y prevenir posibles males que estén en nuestra mano.

Una alimentación sana y la práctica de ejercicio físico a lo largo de nuestra vida, siempre será un punto a favor a la hora de padecer una enfermedad degenerativa que haga empeorar nuestro estado de salud.

Busca la forma de sentirte seguro y saludable con tu cuerpo.

Borja Reche Cisneros

Gdo. En Ciencias de la Actividad Física y del Deporte

Referencias

Jinks, C., Jordan, K., & Croft, P. (2007). Osteoarthritis as a public health problem: The impact of developing knee pain on physical function in adults living in the community: (KNEST 3). Rheumatology (Oxford); 46:877-881.

Lin, C.W., Taylor, D., Bierma-Zeinstra, S.M., & Maher, C.G. (2010) Exercise for osteoarthritis of the knee. The George Institute for International Health and Sydney Medical School, The University of Sydney. Physical Therapy; 90:839-842.

Paredes, D. (2013). Universidad Tercer Año Facultad de Odontología. Revista de Actualización Clínica Médica. Vol. 34. La Paz. Revistas Bolivianas. 

Paulino, J., & Guerra, J.L. (2004). Me duelen los huesos, doctor. Guía para prevenir y aliviar la artrosis. Ed. Santillana. Madrid. 

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